Valencia ejemplo de renovación como ciudad.

Visitar Valencia es recorrer una larga historia. Un camino de lo ancestral a la modernidad, del barrio árabe de Ruzafa en el siglo IX a la ciudad de las artes y las ciencias.

Su centro histórico va de lo medieval a lo neogótico, pasando por muestras de gótico y barroco que podremos disfrutar en un paseo tranquilo que nos llevará por el museo de la Seda, el de la Cerámica o el de Arte moderno. En ese centro histórico descubriremos parte de su rico patrimonio histórico.

Pero no podemos visitar Valencia sin prestar atención a su patrimonio cultural, al novelista Vicente Blasco Ibáñez en su casa museo, así como a los Ninots, centro de atención en las Fallas y que podemos visitar en su museo, y descubrir la imaginación y la sátira del pueblo en estas figuras combustibles de papel, pensadas para constituir un arte efímero y que sólo las mejores libran convirtiéndose en eternas en el museo.

Visita obligada es también el Museo de Bellas Artes de Valencia en el que encontraremos entre otras algunas muestras del gran pintor Valenciano Joaquín Sorolla. Con él podemos viajar al mundo de la luz, de las escenas cotidianas y los blancos del Mediterráneo.

Pero Valencia es además naturaleza, la que proporcionan a la ciudad y su entorno el río Turia con su Bioparc y Parque de Cabecera. El primero un zoológico, ambientado en África en cuatro zonas y el segundo constituido por la recuperación del entorno del río, y convertido en gran espacio verde en el que el agua es el elemento principal.

Esta agua se manifiesta además de forma fundamental en dos lugares más, el mediterráneo que baña las aguas de la ciudad y su entorno donde podemos disfrutar de playas como el Cabanyal, la Malvarrosa o ya en la Albufera el otro gran entorno Natural, las de Pinedo o el Saler.

Además aquí vamos a poder disfrutar también de las plantaciones de arrozales y sin duda como colofón a nuestra visita a Valencia acabar viendo la puesta de sol desde el mirador de la Albufera.